sábado, 26 de diciembre de 2009
jueves, 10 de diciembre de 2009
miércoles, 7 de octubre de 2009
domingo, 6 de septiembre de 2009
Homenaje a María Catalina Eugenia....Chichí.....
En la fecha que llegó al mundo....
Madre: es tu desamparada criatura quien te llama,
quien derriba la noche con un grito y la tira a tus pies como un telón caído
para que no te quedes allí, del otro lado,
donde tan sólo alcanzas con tus manos de ciega a descifrarme en medio
de un muro de fantasmas hechos de arcilla ciega.
Madre: tampoco yo te veo,
porque ahora te cubren las sombras congeladas del menor tiempo y la mayor distancia,
y yo no sé buscarte,
acaso porque no supe aprender a perderte.
Pero aquí estoy, sobre mi pedestal partido por el rayo,
vuelta estatua de arena,
puñado de cenizas para que tú me inscribas la señal,
los signos con que habremos de volver a entendernos.
Aquí estoy, con los pies enredados por las raíces de mi sangre en duelo,
sin poder avanzar.
Búscame entonces tú, en medio de este bosque alucinado
donde cada crujido es tu lamento,
donde cada aleteo es un reclamo de exilio que no entiendo,
donde cada cristal de nieve es un fragmento de tu eternidad,
y cada resplandor, la lámpara que enciendes para que no me pierda entre las galerías de este mundo.
Y todo se confunde.
Y tu vida y tu muerte se mezclan con las mías como las máscaras de las pesadillas.
Y no sé dónde estás.
En vano te invoco en nombre del amor, de la piedad o del perdón,
como quien acaricia un talismán,
una piedra que encierra esa gota de sangre coagulada capaz de revivir en el más imposible de los sueños.
Nada. Solamente una garra de atroces pesadumbres que descorre la tela de otros años
descubriendo una mesa donde partes el pan de cada día,
un cuarto donde alisas con manos de paciencia esos pliegues que graban en mi alma la fiebre y el terror,
un salón que de pronto se embellece para la ceremonia de mirarte pasar
rodeada por un halo de orgullosa ternura,
un lecho donde vuelves de la muerte sólo por no dolernos demasiado.
No. Yo no quiero mirar.
No quiero aprender otra vez el nombre de la dicha en el momento mismo
en el que roen su rostro los enormes agujeros,
ni sentir que tu cuerpo detiene una vez más esa desesperada marea que lo lleva,
una vez más aún,
para envolverme como para siempre en consuelo y adiós.
No quiero oír el ruido del cristal trizándose,
ni los perros que aúllan a las vendas sombrías,
ni ver cómo no estás.
Madre, madre, ¿quién separa tu sangre de la mía?,
¿qué es eso que se rompe como una cuerda tensa golpeando las entrañas?,
¿qué gran planeta aciago deja caer su sombra sobre todos los años de mi vida?
¡Oh, Dios! Tú eras cuanto sabía de ese olvidado país de donde vine,
eras como el amparo de la lejanía,
como un latido en las tinieblas.
¿Dónde buscar ahora la llave sepultada de mis días?
¿A quién interrogar por el indescifrable misterio de mis huesos?
¿Quién me oirá si no me oyes?
Y nadie me responde. Y tengo miedo.
Los mismos miedos a lo largo de treinta años.
Porque día tras día alguien que se enmascara juega en mí a las alucinaciones y a la muerte.
Yo camino a su lado y empujo con su mano esa última puerta
esa que no logró cerrar mi nacimiento
y que guardo yo misma vestida con un traje de centinela funerario.
¿Sabes? He llegado muy lejos esta vez.
Pero en el coro de voces que resuenan como un mar sepultado
no está esa voz de hoja sombría desgarrada siempre por el amor o por la cólera;
en esas procesiones que se encienden de pronto como bujías instantáneas
no veo iluminarse ese color de espuma dorada por el sol;
no hay ninguna ráfaga que haga arder mis ojos con tu olor a resina;
ningún calor me envuelve con esa compasión que infundiste a mis huesos.
Entonces, ¿dónde estás?, ¿quién te impide venir?
Yo sé que si pudieras acariciarías mi cabeza de huérfana.
Y sin embargo sé también que no puedes seguir siendo tú sola,
alguien que persevera en su propia memoria,
la embalsamada a cuyo alrededor giran como los cuervos unos
pobres jirones de luto que alimenta.
Y aunque cumplas la terrible condena de no poder estar cuando te llamo,
sin duda en algún lado organizas de nuevo la familia,
o me ordenas las sombras,
o cortas esos ramos de escarcha que bordan tu regazo para dejarlos a mi lado cualquier día,
o tratas de coser con un hilo infinito la gran lastimadura de mi corazón.
Olga Orozco (1962)
viernes, 4 de septiembre de 2009
viernes, 28 de agosto de 2009
Identidad
Brota mi sangre en el fuego sagrado,
veo mis vísceras conectadas con el magma.
La Luna rige el movimiento de mis ovarios.
Fluyo en el río circular.
Cargo sobre mi a Jesús,a Brhama,a Tlaloc,a Shiva,a Venus.
Soy la aguda penitente,soy la celebrante.
Las fuerzas entran y salen permanentemente
y se mueven en un giro que barren las sombras.
Acomodo las luces,para parir las noches.
Soy la que gira por las escaleras de la vida.
El Universo me muestra todos sus rostros
y yo,le beso los ojos.
veo mis vísceras conectadas con el magma.
La Luna rige el movimiento de mis ovarios.
Fluyo en el río circular.
Cargo sobre mi a Jesús,a Brhama,a Tlaloc,a Shiva,a Venus.
Soy la aguda penitente,soy la celebrante.
Las fuerzas entran y salen permanentemente
y se mueven en un giro que barren las sombras.
Acomodo las luces,para parir las noches.
Soy la que gira por las escaleras de la vida.
El Universo me muestra todos sus rostros
y yo,le beso los ojos.
viernes, 14 de agosto de 2009
Melquíades
jueves, 13 de agosto de 2009
jueves, 6 de agosto de 2009
miércoles, 29 de julio de 2009
viernes, 24 de julio de 2009
domingo, 12 de julio de 2009
A esos seres(en el natalicio de Pablo Neruda,uno de ellos también)
Remontar olas que vienen desde el olvido,
habitar en raíces que manos tiernas cargababn de perfumes,
cortar la incipiente vida,
para embellecer un milenario sostén de piar de pájaros.
Colocar en ese mundo a esos seres de materiales no tan nobles,
pero triunfantes tal vez,por el espíritu que los anima.
Ella los ha hecho inmortales,prístinos,insondables
trabajadores de lo absoluto.
Mudos,silenciosos o etéreos,mensajeros de lo invisible,
complemento del dia,otro lado de la vigilia.
Detenerse tal vez pasado el tiempo,mucho,mucho
y ver que están ahí,como faros,
como música del fondo de la Tierra,
que aún están en pie para recordarle a ella que son su mejor obra,
que ella con ellos ha pasado sus mejores horas,
que le agradecen tanto la belleza,como los abrazos,
sus duendes como sus canciones,
y ahí están coronando
los días del mundo,
sosteniendo a los ángeles,
cantando al viento.
Silvia Rocha
miércoles, 8 de julio de 2009
miércoles, 24 de junio de 2009
domingo, 21 de junio de 2009
Solsticio de Invierno
Desde hace poco conozco una profunda
quietud.
Mi espíritu no se inquieta por nada en el
mundo.
La brisa que viene del bosque de pinos
hace volar mi bufanda.
La luna de la montaña
brilla sobre el arpa.
¿Me preguntais la razón del éxito
o del fracaso?
La canción del pescador se hunde en el río.
Wang Wei-Poeta del siglo VII.
quietud.
Mi espíritu no se inquieta por nada en el
mundo.
La brisa que viene del bosque de pinos
hace volar mi bufanda.
La luna de la montaña
brilla sobre el arpa.
¿Me preguntais la razón del éxito
o del fracaso?
La canción del pescador se hunde en el río.
Wang Wei-Poeta del siglo VII.
viernes, 19 de junio de 2009
domingo, 14 de junio de 2009
martes, 9 de junio de 2009
jueves, 4 de junio de 2009
miércoles, 3 de junio de 2009
Presentación
Artista egresada de la Escuela Nacional Manuel Belgrano.Cursó estudios en la escuela Prilidiano Pueyrredón.
Participó del programa Leer es crecer dictando talleres de Plástica y literatura infantil y juvenil.
Viajó a localidades del interior con este plan y recaló en pueblos de la puna jujeña intercambiando saberes y decires.
Creó,produjo y condujo programas de radio.
Es docente de Plástica.
Participó del programa Leer es crecer dictando talleres de Plástica y literatura infantil y juvenil.
Viajó a localidades del interior con este plan y recaló en pueblos de la puna jujeña intercambiando saberes y decires.
Creó,produjo y condujo programas de radio.
Es docente de Plástica.
martes, 2 de junio de 2009
Sierva Maria de Todos los Ángeles
La leyenda de una Marquesita de doce años cuya cabellera le arrastraba como una cola de novia,que habia muerto de rabia por el mordisco de un perro y era venerada en los pueblos del Caribe por sus muchos milagros.
Del libro:Del amor y otros demonios.
Gabriel Garcia Marquez
Del libro:Del amor y otros demonios.
Gabriel Garcia Marquez
Suscribirse a:
Entradas (Atom)